Hace unos días que llegué de Bruselas y traje poemas conmigo. Poemas como éste:
"Dans la pénombre des arrières cours
s'entassent les désespoirs et les envies perdues
La vermine hurle à mort
Le ciel s'arrête
Il faut ouvrir les portes
libérer la parole
faire entrer le soleil"
(S.B de March)
Intento de traducción:
"En la oscuridad de los patios
se apilan los desesperos y los deseos perdidos
Gusanos gritan a la muerte
El cielo se detiene
Deben abrirse las puertas
liberar la palabra
para que entre el sol"
lunes, 25 de octubre de 2010
martes, 12 de octubre de 2010
Tú, vieja compañera
Buscando y poniendo en orden algunos documentos que creí perdidos me he topado con algo que escribí y que, al releerlo ha adquirido una nueva forma en mi memoria:
Es la fuerza del reinicio.
Tú, que me convertiste en razón de ser, viniste, te fuiste y volviste como un viajero extraviado.
Tú, que estuviste cuando todavía yo no era. Antes, en forma de amor y odio estereotipado, en forma de nubes que rimaban con coches, de innocencia y de causas perdidas de porque si, de porque no.
Tú, que cuando te fuiste para volver me dejaste dentro de una habitación con cuatro paredes blancas, sin un rumbo fijo, en una sucesión de instantes ininteligibles llenos de sandeces y de questiones sin resolver, ahogada en charcos de caminos sin indicaciones.
Tú, que de repente vuelves a mi, me conviertes en la persona que ahora mismo soy o almenos en lo que no era. En una esencia innata, de colores vivos en cuadros desmesurados, de trazos fuertes, alejados de cualquier extrañeza y a la vez dotados de ella, de aventuras irreales y de conceptos insistentes.
Tú, que volviste y ahora estás, que me haces ser, estar completamente plena, consciente en este mundo que no es de nadie.
Tú, que ahora me cedes un rincón de este perímetro infinito para hacer lo que me plazca.
Tú, que eres persona, un soplo de aire frío, una visión desde las alturas, una canción, una sensación....que no tienes nombre...
Eh, Tú! Desaz la maleta y quedate aquí.
Para acompañar este reincio, un gran trompetista:
Es la fuerza del reinicio.
Tú, que me convertiste en razón de ser, viniste, te fuiste y volviste como un viajero extraviado.
Tú, que estuviste cuando todavía yo no era. Antes, en forma de amor y odio estereotipado, en forma de nubes que rimaban con coches, de innocencia y de causas perdidas de porque si, de porque no.
Tú, que cuando te fuiste para volver me dejaste dentro de una habitación con cuatro paredes blancas, sin un rumbo fijo, en una sucesión de instantes ininteligibles llenos de sandeces y de questiones sin resolver, ahogada en charcos de caminos sin indicaciones.
Tú, que de repente vuelves a mi, me conviertes en la persona que ahora mismo soy o almenos en lo que no era. En una esencia innata, de colores vivos en cuadros desmesurados, de trazos fuertes, alejados de cualquier extrañeza y a la vez dotados de ella, de aventuras irreales y de conceptos insistentes.
Tú, que volviste y ahora estás, que me haces ser, estar completamente plena, consciente en este mundo que no es de nadie.
Tú, que ahora me cedes un rincón de este perímetro infinito para hacer lo que me plazca.
Tú, que eres persona, un soplo de aire frío, una visión desde las alturas, una canción, una sensación....que no tienes nombre...
Eh, Tú! Desaz la maleta y quedate aquí.
Para acompañar este reincio, un gran trompetista:
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martes, 5 de octubre de 2010
Der Phanter
Su mirada se ha cansado de tanto observar
esos barrotes ante sí, en desfile incesante,
que nada más podría entrar ya en ella.
Le parece que sólo hay miles de barrotes
y que detrás de ellos ningún mundo existe.
Mientras avanza dibujando una y otra vez
con sus pisadas círculos estrechos,
el movimiento de sus patas hábiles y suaves
va mostrando una rotunda danza,
en torno a un centro en el que sigue alerta
una imponente voluntad.
Sólo a veces, permite en silencio, la apertura
de los cortinajes que ocultaban sus pupilas;
y cruza una imagen hacia adentro,
se desliza a través de los tensos músculos
cae en su corazón, se desvanece y muere.
RILKE.
foto de Lartigue.
esos barrotes ante sí, en desfile incesante,
que nada más podría entrar ya en ella.
Le parece que sólo hay miles de barrotes
y que detrás de ellos ningún mundo existe.
Mientras avanza dibujando una y otra vez
con sus pisadas círculos estrechos,
el movimiento de sus patas hábiles y suaves
va mostrando una rotunda danza,
en torno a un centro en el que sigue alerta
una imponente voluntad.
Sólo a veces, permite en silencio, la apertura
de los cortinajes que ocultaban sus pupilas;
y cruza una imagen hacia adentro,
se desliza a través de los tensos músculos
cae en su corazón, se desvanece y muere.
RILKE.
foto de Lartigue.
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