¿Sabes? no creo en los límites
ni en las fronteras porque están vacías
ahora que cabalgo sobre la barandilla
y no me caigo y si me caigo, pues eso,
me caigo…
¿Y sabes? al despertarme en mi caída
he notado caliente el suelo
y he estado en el infierno
o en una especie de olla express
¿Y sabes qué? Pues que me he dado cuenta
ungiéndome en mi fantasía
de la única posibilidad de lo irreal
y me he confraternizado con ella
¿No lo sabes aún? no creo en los límites…
Me encanta vivir a tope y no entre topes. Y no hay perores límites que aquellos a los que nos obligamos nosotros mismos, ¡que rabia da!
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