miércoles, 28 de septiembre de 2011

El ánimo


Hubo una sucesión de montañas
que se superponían.

Fue divertido

Vino el desierto
dunas dunas dunas 
aridez y miles de millones de partículas diminutas
desesperantes

Una línea sin horizonte
o un horizonte sin línea
Jugábamos al "encontrarnos"
jugamos al "desvestido"

Lo que fue se moviliza con el viento
el rastro queda pero no la sombra

¿Qué se nos escapa?

domingo, 18 de septiembre de 2011

Domingo


Está en la ventana. Si la miráis parece la típica imagen poética o la típica imagen absurda de alguien que piensa mientras ve caer las gotas de lluvia. Tiene la cabeza embotellada de la noche anterior y el tiempo -no el que corre y se detiene- se asemeja a su estado de ánimo: gris, lluvioso y denso haciendo de él una compañía inefable.

Sería un domingo cualquiera si no fuera por las preguntas sin responder que la acompañan, por la incertidumbre de no saber donde está. Gota tras gota, no sabe por qué sus interrogantes tienden hacia el descenso.

Ecos de una llamada telefónica sin respuesta resonándole en la cabeza…

Gotas y una voz que no se oye. 

jueves, 8 de septiembre de 2011

El existencialista

Yo tengo derecho a existir, luego tengo derecho a no pensar; el dedo se levanta. ¿Acaso voy...? ¿Acariciar entre las sábanas blancas desplegadas la carne desplegada que cae otra vez, dulce, tocar los trasudores florecidos de las axilas, los elixires y los licores y las fluorescencias de la carne, entrar en la existencia del otro, en las mucosas rojas, hasta el pesado, dulce olor de existencia, sentirme existir entre los dulces labios mojados, los labios rojos de sangre pálida, los labios palpitantes que bostezan todos mojados de existencia, todos mojados de un pus claro entre los labios mojados, azucarados, que lagrimeas como ojos? Mi cuerpo de carne que vive, la carne que bulle, da vueltas, vueltas, vueltas, el agua dulce y azucarada de mi carne, la sangre de mi mano, me duele mi carne magullada que da vueltas, camino, camino, huyo, soy un innoble individuo de carne magullada, magullada de existencia entre estas paredes. 

Jean-Paul Sartre