viernes, 8 de julio de 2011

El Grito


En el anclaje de la inconsciencia
piel escarchada
ojos cerrados como huevos,
nadie dijo que fuera vida

Gritas mi nombre

Resurrección desesperada
de mi callado
pienso en un grito
que no oigo

Gritas mi nombre

Acostada
en esta opacidad
la cáscara rompiéndose
amaneciendo un nuevo día que no es

Gritas mi nombre,
se te escapa desalentador

Nadie dijo que fuera vida.

1 comentario:

  1. Nadie dijo que era vida..., cierto.
    Más, cuando gritas un nombre y no piensas ni en el sonido del grito.
    Anclar en la inconsciencia es un riesgo poco medido.
    Y los ojos cerrados no tienen como ser abiertos, sin la necesidad del brusco y angustioso despertar, cuando la cáscara se quiebra para ni se sabe qué...
    Es lo que tiene despertar sin haberse dormido de veras.

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