martes, 10 de enero de 2012

NOs conocemos


A éste lo conocen pocos porque cada día lo arrastra el mar creando un bucle de vida renovada por la sal. Yo conozco que ama y odia la paradoja dejando el ahora aquí el ahora allí. Sé que adoraba la ficción y que se perdió. Ahora adora la realidad y la hace ficción y también se pierde.  

Él es de nieve, sus brazos son fuertes y sus rizos flexibles pero él no es fuerte ni flexible si a caso un manojo de llaves caído al suelo, un estruendo, o el sonido de la implosión; hacia dentro, la caja cerrada con llave y tirada al pozo del que a veces hablo.
Roído por el recuerdo o por lo que tiene que venir intentará terminar el puzzle donde las piezas que faltan se fueron por su conducto estomacal hasta llegar al retrete.

Ese me dirá lo que sé y lo que sea dicho me lo dirá sin más y se esparcirá con la rabia, se diluirá lentamente, por el cuello, luego por el cuerpo abarcando la forma de embudo pasando por las caderas hasta llegar a los tobillos. Hasta tal punto punto que pueda olerse en este autobús repleto de gente.

Descubro y abro cerebros en mañanas empañadas de enero. Decir “soy así” es como aporrearse uno la cara con agua, eso es, un gesto invisible, somos la mano en la cara que pega y que nos sorprende.

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