A éste lo conocen pocos porque
cada día lo arrastra el mar creando un bucle de vida renovada por la sal. Yo
conozco que ama y odia la paradoja dejando el ahora
aquí el ahora allí. Sé que adoraba la ficción y que se perdió. Ahora adora la
realidad y la hace ficción y también se pierde.
Él es de nieve, sus brazos son
fuertes y sus rizos flexibles pero él no es fuerte ni flexible si a caso un
manojo de llaves caído al suelo, un estruendo, o el sonido de la implosión; hacia
dentro, la caja cerrada con llave y tirada al pozo del que a veces hablo.
Roído por el recuerdo o por lo
que tiene que venir intentará terminar el puzzle donde las piezas que faltan se
fueron por su conducto estomacal hasta llegar al retrete.
Ese me dirá lo que sé y lo que
sea dicho me lo dirá sin más y se esparcirá con la rabia, se diluirá
lentamente, por el cuello, luego por el cuerpo abarcando la forma de embudo pasando
por las caderas hasta llegar a los tobillos. Hasta tal punto punto que pueda
olerse en este autobús repleto de gente.
Descubro y abro cerebros en mañanas empañadas de enero. Decir “soy así”
es como aporrearse uno la cara con agua, eso es, un gesto invisible, somos la
mano en la cara que pega y que nos sorprende.
...somos la mano en la cara que pega y que nos sorprende.
ResponderEliminarM'ho apunto.