jueves, 26 de agosto de 2010

Antes

Nadie sabe ya que el cielo estrellado se ha convertido en una capa de polvo, una mancha de infinito; ni que el aire puro se ha embotellado en mi nariz. Nadie sabe ya lo liso que era mi pelo al viento, lo apaciguados que estaban mis músculos incluso en agitación. Ni nadie puede sentir como estoy ahora, que la pesadumbre me viene y va solo cuando ocurre el desplazamiento porque ella es así en su existencia.

No estoy allí pero lo estoy en mi imaginación y los pies caen en este suelo tan distinto al anterior.

1 comentario: