jueves, 3 de diciembre de 2009

Ahí fuera

entender que el devenir
se escurre por las yemas
de los dedos...

la razón súbita nos deja.
aprendemos del proceso
mientras la fatalidad sonríe...

alzar las armas
contra el enemigo
o hacer cosquillas con plumas
a un niño indefenso...

la verdad escupe fuego
y nos quema
dejando un olor a azufre
infecto apestado maloliente...

¿y esto?
no se como describir las cosas
cuando escasean en su sentido...

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