miércoles, 30 de diciembre de 2009

Uno más

Mañana a las 23:59 es justo el último minuto del año, teniendo en cuenta que a las 00:00 ya estamos a 1/1/2010 (o también puede ser a las 00:01, como guste).

Estos días me he dedicado a intentar recordar los sucesos que han abarcado estos 365 días, que nunca son exactos. Pero son demasiados acontecimientos, siempre unos más importantes que otros. Además tengo en cuenta mi falta de temporalidad, mi no concepción del tiempo. A veces alargo los años, otras veces todo pasa muy deprisa y creo que han pasado tres días cuando ha pasado una semana y media. Impido la naturalidad del tiempo en su dominación y lo domino yo a él con mi percepción subjetiva.
De todas formas, recupero algunas imágenes pasadas y dejo que se instalen en mi campo de visión presente: rayos luminosos estampados en casas de colores allá en el sur de Francia, yo con mi desastroso inglés en Londres, las salidas nocturnas con alguna amnesia y otras pérdidas, los cruces, una conversación en fiestas, la playa de día y de noche, los estadillos de risa y de furia...

Si tuviese que definir el año con una palabra simplemente no lo haría porque dentro del tiempo hay múltiples cambios. ¿Y cómo definir algo que varía tanto en su proyección?.
Tampoco voy a plantearme ningún propósito, como ir al gimnasio, para el año nuevo porque, en mi caso y opinión, pocas veces se cumplen y es entonces cuando viene la frustración (como mucho algún propósito enterrado, casi escondido rozando el subconsciente).

Otra de las cosas que provoca que termine el año, aparte de mirar hacia atrás y hacer listas de futuros, es una llamada de alerta de ¡eh, que corre el tiempo amigo! dejándonos un gusanillo amargo en el estómago. Esa sensación de desprovecho, de anhelo, de nostalgia...

Solo podemos hacer una cosa:...¡beber y "olvidar"! que aún nos queda más paisaje para menos camino.

2 comentarios:

  1. y por mucho miedo que nos de los años seguirán pasando y nosotros seguiremos bebiendo y (des)afortunadamente olvidando o no.
    :)

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  2. Tú también caíste en la tentación de valorar los últimos 365 días como si se tratara de un todo, como los Telediarios y las revistas de tendencias. Vieja aspiración del ser humano: acotar el tiempo, clasificarlo; en fin, el tiempo que se puede manejar nos aleja un poco de la incertidumbre del presente y del miedo a la vejez. Lo único cierto en esta puta vida es que la arena sigue cayendo aunque le demos vueltas y vueltas al reloj de arena. Como dijeron los clásicos tempus fugit. Y como digo yo: buen año tenga ud. también chica de negro.

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